Es un juguete estimulante para la mente del perro porque puede alojar croquetas en su interior. Este juguete con la forma clásica de Kong permanece en posición vertical hasta que el perro lo empuja con las patas o la nariz y, entonces, salen de él deliciosos premios a medida que se tambalea, gira y rueda. El impredecible movimiento estimula instintos naturales y hace que hasta el usuario más experimentado se entretenga. También puede utilizarse como una alternativa al tazón para prolongar la hora de la comida y, al mismo tiempo, aumentar el ejercicio de su perro.
